LA RACIONALIDAD PRACTICA: ÉTICA Y FILOSOFÍA POLÍTICA.
«Es lo que más me conviene». «Me va bien así».
VALIDEZ DE LOS VALORES
UNIDAD 5: LA
RACIONALIDAD PRÁCTICA: ÉTICA Y FILOSOFÍA POLÍTICA.
1.
La filosofía práctica.
1.1. Dimensiones
y características de la filosofía práctica.
1.2. La
primacía de la filosofía práctica.
2.
La ética.
2.1.
Moral y ética.
2.2. Moral
como estructura y moral como contenido: la vida como proyecto moral.
2.3. La
acción moral y sus elementos.
2.4.
La conciencia moral
2.4.1. Funciones
de la conciencia moral.
2.4.2. El desarrollo de la conciencia moral, según Kohlberg. Autonomía
y heteronomía.
2.5.
Valores y normas morales.
2.5.1. Origen
y validez de los valores morales.
2.5.2.
¿Hay valores morales universales?
3.
La filosofía política.
3.1.
Ética y política.
3.2. Naturaleza
y tareas de la filosofía política.
3.3. La
concepción filosófica del Estado.
3.3.1. La
Antigüedad: la concepción organicista.
3.3.2. La
Modernidad: el contractualismo clásico.
3.3.3. El
neocontractualismo del siglo XX.
1
1.1.
Dimensiones y características de la filosofía práctica.
La filosofía práctica, desde sus distintas
dimensiones, trata de ofrecer orientaciones para la acción humana.
Tales
dimensiones son, esencialmente, las siguientes:
1. La
ética o filosofía moral.
2.
La filosofía política.
3. La
filosofía de la economía.
4.
La filosofía del derecho.
5. La
filosofía de la religión.
Existe
entre ellas una estrecha conexión y a menudo resulta imposible separarlas,
porque en las sociedades se desarrollan conjuntamente las actitudes morales, el
orden político, el sistema económico, la legislación jurídica y la forma de
entender la religión. Entre todas ellas existe en la realidad social una
relación de complementariedad y conexión interna que, naturalmente, la
reflexión filosófica debe recoger.
Estas
cinco dimensiones tienen, al menos, cuatro elementos en común:
1. La reflexión filosófica se centra en cada caso en un tipo
de actividad que se desarrolla en la vida cotidiana, sea la moral, la
política, la economía, el derecho o la religión.
2. Hablar de «acción humana» implica que nos encontramos en
el ámbito de lo que es posible por la libertad. Aunque siempre la
libertad es condicionada, desde los condicionamientos es creadora de proyectos
personales y sociales. De ahí que suela entenderse que, así como la filosofía
teórica tiene por meta la verdad de las indagaciones, la filosofía práctica
tiene por objetivo, en sentido amplio, descubrir las condiciones de justicia
y felicidad de las personas y las sociedades.
3. El hecho de reflexionar sobre acciones humanas que
históricamente están sometidas a un continuo cambio obliga a la filosofía
práctica a redefinir constantemente los conceptos y términos de
que se sirve para comprender esa realidad cambiante, como también a acuñar
otros nuevos. No es lo mismo hablar de la noción de democracia griega que de la
actual democracia representativa; no significa lo mismo la palabra «felicidad»
para Aristóteles que para los utilitaristas contemporáneos, etc.
4. Por último, la filosofía práctica, en tanto que
filosofía, se distingue de otros tipos de saber que estudian la acción humana
por su carácter normativo. Esto no significa que ofrezca recetas para
actuar, pero sí orientaciones para la acción.
2
La
filosofía práctica suscita en nuestros días un gran interés. Si para
Aristóteles el saber más digno es el teórico, ya que se busca por sí mismo, un
buen número de corrientes filosóficas actuales dan la primacía al saber
práctico. Porque, a fin de cuentas, la contemplación es una actividad, la vida
teorética es una forma de vida, y, además, podemos decir con Kant que, si nos
interesa averiguar «qué podemos conocer», es porque nos importa descubrir «cómo
debemos obrar» y «qué nos cabe esperar».
La
filosofía práctica ha cobrado tal protagonismo que uno de los campos de la
filosofía de la ciencia se llama «Ciencia, tecnología y sociedad» y en él se
consideran las consecuencias de la investigación científica y técnica para la
acción personal y social. Es importante descubrir si es posible la clonación,
por ejemplo, pero sobre todo averiguar qué consecuencias tiene para la vida de
los seres humanos y desde dónde, es decir, desde qué criterios morales, debemos
asumir ese incremento del poder científico para que eleve el nivel de humanidad
de las personas y las sociedades. Es un ámbito que conecta directamente con las
éticas aplicadas.
De entre las
dimensiones de la filosofía práctica vamos a profundizar en dos: la ética y la
filosofía política.
2.
La ética.
Los seres
humanos tenemos muchas maneras diferentes de vivir y esto ocurre porque no
damos la misma importancia a las mismas cosas. Pero si hay tantas maneras de
vivir, ¿da igual la forma como se vive? Todas las personas hemos experimentado
que no da lo mismo. Hay maneras mejores y peores de vivir, tanto para nosotros
mismos como para los demás. Cada uno tenemos que ir descubriendo cuál es la
mejor forma de responder a los acontecimientos que nos afectan.
Los seres
humanos, a diferencia de los animales, tenemos libertad, es decir, tenemos
capacidad de elegir lo que vamos a hacer y cómo vamos a hacerlo y, además,
podemos justificar lo que hemos elegido, es decir, podemos dar las razones que
nos han conducido a elegir una forma u otra de actuar. Por eso se dice que
somos seres morales, que la acción humana es moral. También necesitamos un
saber como la ética que nos ayude a comprender nuestra acción y a elegir lo
mejor para vivir una vida buena.
3
Desde el
punto de vista etimológico, no existe ninguna diferencia entre los términos moral
y ética. Moral procede de la voz latina mos-moris y
ética proviene del griego ethos. Ambos términos hacen
referencia al carácter o modo de ser que la persona va adquiriendo a lo
largo de su vida, a los actos, hábitos y costumbres a través de los cuales el
ser humano desarrolla una manera de ser propia.
Sin
embargo, para la filosofía, moral y ética son términos con
distinto significado.
·
La moral es una forma
de conducta humana específica, regulada por valores y normas presentes tanto en
las relaciones entre los individuos, como entre estos y la sociedad en la que
viven. Así, la moral está presente en todas las épocas y sociedades, las
cuales, basándose en sus tradiciones y costumbres, establecen valores y normas
morales con las que orientan la conducta de los individuos hacia fines como lo
bueno y lo justo. Sin embargo, con frecuencia surgen problemas morales
cuando hay conflicto entre distintas normas, o cuando las normas establecidas
dan lugar a conductas injustas. Por este motivo, surge la necesidad de la
reflexión ética.
·
La ética es la
disciplina filosófica que tiene por objeto realizar una reflexión crítica sobre
la moral en general, no sobre los casos concretos cotidianos. Sus
objetivos, entre otros, son:
v Analizar cuáles son las características de la conducta
moral para distin-guirla de otros tipos de conducta (por ejemplo, la
religiosa, la política, la legal, etc.).
v Estudiar los valores morales (por ejemplo, definir
qué es lo bueno, lo justo...) y las normas que se derivan de ellos, y
plantearse cuestiones como: ¿es necesario que existan normas morales?, ¿cuál
es su fundamento?, ¿por qué unas y no otras?, etc.
v Determinar en qué
consiste la responsabilidad moral, dado que solo hay conducta moral
cuando uno es responsable de sus actos.
v Investigar si el ser humano actúa con libertad, o
si está determinado o condicionado (solo soy responsable de mis actos si libremente
he podido elegir entre hacerlos o no).
v Analizar
qué es la obligación moral (¿qué debo hacer?, ¿por qué?).
Muchos
filósofos han reflexionado sobre el comportamiento moral y han elaborado sus teorías
éticas. Así, por ejemplo, Aristóteles destaca que el «saber moral» tiene
como finalidad establecer los principios que permitan al ser humano alcanzar la
4
felicidad. Por su parte, Kant, señala que la razón
práctica reflexiona sobre la libertad con el fin de conducir al ser humano
hacia la realización de la justicia.
MORAL
|
ÉTICA
|
|||||||
§ Comportamientos específicos que
|
§
|
General:
estudio teórico de esos
|
||||||
DIFERENCIAS
|
se dan en
una sociedad o grupo
|
comportamientos
y de los diversos
|
||||||
§ Conjunto de normas o valores que
|
códigos
morales.
|
|||||||
sigue un
grupo o rigen en una
|
§ Teoría que estudia/explica la Moral.
|
|||||||
sociedad
|
§
|
Es posterior:
la Ética ha surgido
|
||||||
§
|
Históricamente
es anterior: todo
|
como
reflexión sobre la Moral.
|
||||||
hombre se comporta moralmente.
|
||||||||
RELACIONES
|
§ Es el objeto de la Ética.
|
§ Reflexión teórica sobre la Moral.
|
||||||
§ Influye en la Ética al proporcionar
|
§ Influye mediatamente en la Moral al
|
|||||||
códigos y
normas morales sobre
|
señalar lo
que está justificado o es
|
|||||||
los que
reflexiona la Ética
|
válido
|
|||||||
2.2. Moral como estructura y
moral como contenido: la vida como proyecto moral.
Cuando la ética aclara qué es la moral, distingue dos
significados que nos ayudan a comprenderla:
§
Moral como estructura. Todas las personas tenemos una estructura moral, porque
a la hora de actuar hemos de elegir entre distintas posibilidades y justificar
aquella que hemos elegido en relación con algún código moral, además de
hacernos responsables de la elección.
§
Moral como
contenido. Las personas elegimos en relación con un
conjunto de normas, valores y principios que orientan la conducta y
configuran un modo de vivir. Como podemos encontrar diversas maneras de vivir,
podemos hablar de distintas morales. Según este significado, la moral suele
llevar «apellidos» como: occidental, cristiana, budista, esquimal, ecologista,
etc. Los contenidos morales varían de una época a otra y de un grupo cultural a
otro, pero eso no significa que todos los contenidos sean igualmente válidos:
ya veremos cómo la ética nos ayuda a distinguirlos.
Por otro lado, a la hora de elaborar su proyecto
de vida, cada persona debe considerar aquellas cosas que se le imponen y que no
son fruto de su elección: la vida misma (a nadie se le consulta si quiere nacer
o no), sus condiciones biológicas, psicológicas y sociológicas (la época
histórica, la cultura, el país, la sociedad, la familia, el sexo, el cuerpo que
posee, etc.). Todas estas cosas no las eligen las personas, y sin embargo, influyen
en su forma de ser.
5
Ortega y
Gasset denomina circunstancias al conjunto de elementos que se le
imponen al ser humano, y afirma que esos elementos forman parte de su propio
yo. Por eso recalca que «Yo soy yo y mis circunstancias».
Ortega
afirma que, dado que las circunstancias vienen impuestas, no somos libres para elegir
lo que nos pasa, pero sí para responder a lo que nos pasa de una
manera u otra, para vivir esa vida que nos ha sido dada de la forma que
cada uno elija.
Por este
motivo, el ser humano necesita de la reflexión ética para responder, con
fundamento racional, a preguntas como: ¿Cuál es la finalidad de mi vida?,
¿cómo debo ser?, ¿qué debo hacer para lograrlo?, etc. Dependiendo de
las respuestas que dé a estas cuestiones, cada uno elabora su «proyecto
de vida moral» con el fin de llegar al «ideal ético» (modelo de lo que debe
ser) que libremente se ha propuesto realizar. Pero actuar correctamente es, a
veces, muy difícil.
Aristóteles
lo explica con la metáfora del arquero (nosotros) y la diana (la vida): en el
camino de la flecha hacia la diana solo hay un punto para acertar y muchos para
equivocarse.
2.3.
La acción moral y sus elementos.
De lo
anterior se deduce que, para hablar de ética, tenemos que suponer la existencia
de la libertad. Los animales, a la hora de actuar, siguen ciegamente sus
instintos naturales, que son pautas de acción establecidas en sus
características genéticas. Estos instintos determinan de tal modo su
comportamiento, que excluyen toda posibilidad de libre elección de su conducta.
En el caso del ser humano, por el contrario, la conducta instintiva y prefijada
no tiene tanto peso, lo que le permite decidir con libertad cómo va a
comportarse en cada momento de su vida.
Esta
libertad, en cualquier caso, presenta dos caras: por una parte, hace que el ser
humano tenga la posibilidad de elegir su «modo de comportarse» (lo que le
convierte en dueño y señor de sus actos); pero, por otra, le pone en una
situación de fragilidad e inseguridad, ya que carece de una guía que lo impulse
hacia un modo específico y seguro de acción. Además, la libertad le hace
responsable de sus actos.
La libre
elección de cada acto permite que el ser humano modele poco a poco su modo
ser y de comportarse. Con la repetición de dichos actos adquiere hábitos, o
actitudes permanentes de conducta, que le predisponen a obrar de una
determinada manera. Así, los individuos van conformando su carácter moral y se
convierten en buenas o malas personas, justas o injustas, etc., en función de
los hábitos adquiridos (si miento una vez, esto no me convierte en mentiroso;
pero si tengo el hábito de mentir, entonces sí).
6
Elegir, por
tanto, no es fácil. Para hacerlo correctamente, el individuo debe analizar los
siguientes elementos de la acción moral:
Los motivos
|
Aquello que me impulsa a
actuar de un modo u otro. ¿Por qué
|
hago esto?
|
|
Los fines
|
Aquello que
se quiere conseguir y que mueve mi voluntad para
|
lograrlo.
¿Para qué hago esto?
|
|
Una acción moral, a
diferencia de otras, implica ser consciente
|
|
del objetivo
que se pretende conseguir.
|
|
Los medios
|
Aquello que
se va a utilizar para la consecución del fin. ¿Cómo
|
conseguirlo
que pretendo?
|
|
Conviene tener en cuenta
que el fin no justifica los medios: un
|
|
fin noble no
justifica unos medios inmorales.
|
|
El
resultado
|
El logro del
fin perseguido. ¿He conseguido mi objetivo?
|
2.4. La conciencia
moral
El término conciencia,
en general, hace referencia a la capacidad que posee el ser humano para
percatarse de algo (por ejemplo, «Luis ha perdido la conciencia» o «María no
tenía conciencia de los graves peligros que la amenazaban»).
En un
sentido más específico, la conciencia moral se define como la capacidad
de la razón práctica para captar los principios morales con los cuales
puede distinguir entre lo moralmente bueno y malo, y para emitir un juicio
sobre la moralidad de un acto (es el sentido que tiene, por ejemplo, en
expresiones como: «mi conciencia me dice» o «la voz de la conciencia»).
2.4.1.
Funciones de la conciencia moral.
La
conciencia moral realiza las siguientes funciones:
§
Elabora
juicios prácticos, es decir, aplica las normas
morales universales a casos concretos, considerando las circunstancias
particulares en las que han de realizarse. Así, por ejemplo, Aristóteles piensa
que las normas morales son generales y que, sobre los casos particulares, cada
uno debe juzgar qué debe hacer. Por ejemplo, «no debo mentir» es una norma
general, pero al aplicarla a un caso concreto, mi conciencia puede plantearse:
«¿debo decir siempre la verdad a una persona que tiene una enfermedad terminal,
aunque esto le haga sufrir?».
§
Hace autocrítica,
pues juzga sus propios actos, que son condenados o aceptados íntimamente. Este
juicio genera sentimientos de remordimiento (si los actos son
condenados) o de satisfacción (si son aceptados). Así,
por ejemplo, Tomás de
7
Aquino consideraba a la conciencia moral como el
tribunal supremo de la conducta humana, y Kant la definía como el
juicio de la razón sobre los actos de cada hombre.
§
Hace responsable al individuo de las consecuencias de los
actos que realiza de forma libre y consciente. Lo hace en dos dimensiones:
1.
Interna, porque con sus actos el hombre se construye a sí mismo.
Es, por tanto, responsable de su propia forma de ser (el que miente es
responsable de ser mentiroso, el que dice la verdad de ser sincero, etc.).
2.
Externa, porque la persona debe responder ante los demás de los
efectos que sus acciones producen en el medio natural y social que le
rodea.
2.4.2. El
desarrollo de la conciencia moral, según Kohlberg. Autonomía y heteronomía.
Las
investigaciones psicológicas, realizadas por Piaget y Kohlberg, entre
otros, consideran que la conciencia moral es una capacidad que se
desarrolla en el hombre a lo largo de su vida.
En
este desarrollo intervienen dos factores:
§
La madurez psicológica de cada persona, es decir, su desarrollo
intelectual y afectivo.
§
La
influencia del medio en el que vive: la familia,
los amigos, la educación, la situación económica, los medios de
comunicación, los conflictos sociales, etc.
8
Este proceso de desarrollo es universal,
común a todas las personas, con independencia de la cultura a la que
pertenezcan o de la época en la que vivan.
Kohlberg señaló la existencia de tres niveles en el proceso de
desarrollo de la conciencia moral, con dos etapas en cada nivel.
Nivel 1: PRECONVENCIONAL
§
Se tiene una actitud
individualista ya que lo justo es aquello que satisface los
intereses del sujeto en cada situación.
§
La moral es
heterónoma, es decir, impuesta por algo
externo y distinto de la conciencia. La conciencia individual no
fundamenta sus juicios en principios morales libremente aceptados, sino que
parte de los impulsos egocéntricos que controlan y dominan su comportamiento.
1ª Etapa
|
El niño obedece porque quiere evitar el castigo
que pueda recibir al no cumplir las normas.
«Si no, me
castigan».
Etapa
|
La persona
desea obtener aquello que le interesa y, a cambio,
|
||
decide respetar las normas impuestas. Es
consciente de que hay
|
|||
otros sujetos, pero solo los contempla como
instrumentos para
|
|||
2ª
|
obtener aquello que quiere.
|
Nivel 2: CONVENCIONAL
§
Se adopta el
punto de vista colectivo, porque lo justo
es aquello que asegura la supervivencia del grupo. El sujeto
reconoce la existencia de «otros» que son iguales y con los cuales tiene
intereses comunes. Lo importante es ser útil para la supervivencia de la
comunidad.
§
La moral que
rige la conciencia sigue siendo heterónoma porque
la persona, que ahora ya es capaz de controlar sus impulsos
egocéntricos, se somete a las normas «de otro», en este caso del grupo social
del que forma parte, sin llevar a cabo un juicio crítico ni una aceptación
libre y consciente de dichas normas.
3ª Etapa
|
La persona
tiene la necesidad de ser aceptado y valorado por los miembros del grupo. Lo
importante es ser considerado como un buen chico, actuar conforme a lo que los
demás esperan de él.
«No quiero defraudarles».
Etapa
|
Es un deber
del sujeto respetar el orden social establecido, de lo
|
||||||
contrario la vida en sociedad se convertiría en
un caos.
|
|||||||
«Yo cumplo con mi deber».
|
|||||||
4ª
|
|||||||
9
|
§
La
conciencia personal se rige por una «moral autónoma», es decir, libre-mente aceptada y reconocida, cuyas
normas, basadas en principios racionales y universales, se auto impone.
§
Dichos
principios universales son analizados
críticamente por la razón y considerados valiosos en sí mismos,
independientemente de los intereses particulares o sociales a los que afecta su
realización.
5ª Etapa
|
Las normas
han sido aceptadas libremente por la mayoría, mediante un consenso o acuerdo
general en el que se establece lo que es justo.
«Hay
que respetar los derechos de los demás».
Etapa
|
La persona reconoce la
validez universal de ciertos principios
|
|||||
morales y
acepta que respetar estos valores es su deber. En esto
|
||||||
consiste
actuar de manera justa.
|
||||||
6ª
|
«Lo exige la
dignidad del hombre».
|
|||||
La libertad convierte al hombre en un ser moral
por naturaleza. Si el ser humano no fuera libre, si su conducta estuviera
programada, sería absurdo hablar de normas morales.
Las normas están presentes en todos los
individuos. En un principio, el niño se somete a las normas que le impone la
sociedad (heteronomía). Pero, poco a poco, la conciencia tiende a elaborar sus
propias normas y a dirigir su conducta de forma autónoma.
En este proceso de interiorización y elaboración
de las normas, estas son sometidas a un análisis crítico racional con el fin de
encontrar su justificación o legitimación. Cuando la conciencia llega al nivel
de la autonomía, y se autoimpone sus normas racionalmente justificadas, se
convierte en el principio que dirige la conducta individual.
2.5. Valores y normas
morales.
El valor moral, a diferencia
de otros valores, se caracteriza porque:
a)
Se atribuye esencialmente a
la relación que existe entre un acto humano y una norma moral. Si el acto se
ajusta a la norma, es justo y, en caso contrario, es injusto.
10
b)
Solo se puede atribuir a las
personas. Nunca se dice de un animal o de una planta que sean justos o
injustos.
c)
Afecta a la persona en su
totalidad y no solo en una parte. Se afirma de toda la persona, por ejemplo,
que es honrada.
d)
Se impone como una exigencia
necesaria para todas las personas, que deben esforzarse por ser justas,
sinceras, honestas, etc.
2.5.1. Origen y validez de
los valores morales.
ORIGEN DE LOS VALORES
§ Los valores (como la justicia, la libertad, la
igualdad, etc.) existen por sí mismos
|
|||||||||||
OBJETIVISMO
|
al margen de
que los individuos y las sociedades los conozcan, los estimen o
|
||||||||||
los pongan
en práctica.
|
|||||||||||
§ Se
|
necesita
|
un orden
moral
|
objetivo que
|
pueda servir
|
de guía
al
|
||||||
comportamiento
humano.
|
|||||||||||
§
|
Las
personas, mediante su razón, pueden y deben descubrir los valores y
|
||||||||||
convertirlos
en exigencias morales, es decir, en ideales o metas que señalan lo
|
|||||||||||
que debe ser.
|
|||||||||||
§ Esta postura ha sido defendida por pensadores
como Platón y Max Scheler.
|
|||||||||||
§ No
|
existen
|
valores objetivos
|
ni universales
|
que puedan
|
servir como
|
||||||
SUBJETIVISMO
|
fundamento a
las normas morales.
|
||||||||||
§
|
Los valores
son creación humana. El origen de valores como lo justo o lo
|
||||||||||
honrado depende
de las apreciaciones, las
preferencias o incluso
de
|
|||||||||||
sentimientos,
como el agrado o el deseo.
|
|||||||||||
§
|
Esta postura,
llevada al extremo,
conduce al subjetivismo radical
e
|
||||||||||
individualista,
para el que todo depende de la opinión de cada uno y, por
|
|||||||||||
tanto,
todo vale.
|
|||||||||||
§ Ha sido defendido por pensadores como
Nietzsche y Sartre.
|
|||||||||||
MORAL
|
§ Postura relacionada con el objetivismo.
|
||||
§ La validez de los valores (igualdad, honradez,
sinceridad, etc.) se encuentra en
|
|||||
sí mismos
–son absolutos–. Su legitimidad no depende de que los individuos y
|
|||||
las
diferentes culturas sepan apreciarlos.
|
|||||
ABSOLUTISMO
|
|||||
§ Los valores no están condicionados por el
espacio y el tiempo (por ejemplo,
|
|||||
por el tipo
de sociedad o la época histórica).
|
|||||
§ El absolutismo moral conlleva la posibilidad
de caer en el dogmatismo. Esta
|
|||||
postura
defiende que solo existe una única valoración correcta, absoluta e
|
|||||
incuestionable, de
los valores y
las normas. Se
desprecian las demás
|
|||||
valoraciones.
|
11
§
Postura relacionada con el subjetivismo.
Postura relacionada con el subjetivismo.
§
Las valoraciones son
relativas. Dependen de cada persona y de las circunstancias sociales,
históricas e incluso biológicas en las que surgen.
§
No existen valores
objetivos y universales. Las circunstancias influyen en el modo de valorar y,
por tanto, en el tipo de normas que se desprendan de las valoraciones.
§
Esta postura, si se
radicaliza, puede conducir a un relativismo extremo. Se puede llegar a defender
cualquier actuación, por aberrante que sea, como moralmente aceptable (por
ejemplo, la venganza, la ablación del clítoris, etc.).
2.5.2.
¿Hay valores morales universales?
La mayoría
de los filósofos sostienen la necesidad de reconocer la validez y de establecer
unos mínimos éticos universales. Para ello, hay que tener en
cuenta varios puntos:
§
Las valoraciones morales
las efectúan personas que están condicionadas por las circunstancias concretas
en las que viven. Por este motivo, hoy no se tiene tanto aprecio a los valores
que se consideraban incuestionables en otra época. Por ejemplo, la virtud
en la Grecia antigua o el honor en el siglo XIX.
§
Se trata de llegar,
racionalmente y a través del diálogo, a un acuerdo sobre cuáles deben ser esos
mínimos objetivos y universales, que no dependan de intereses arbitrarios,
egoístas y particulares.
§
Es fundamental respetar
las diferencias que puedan surgir como consecuencia de los distintos contextos
culturales, religiosos, etc., en los que viven los seres humanos. Debe
entenderse que solo son matices de una única y misma humanidad.
El filósofo
alemán Habermas, muy condicionado por el papel que jugó su país en la Segunda
Guerra Mundial, presenta su teoría del consenso, con la que pretende dar
respuesta a esta demanda de una ética de mínimos.
Algunos
de sus puntos clave son:
§
Es necesario lograr un acuerdo de mínimos morales
universales sobre los intereses, fines y necesidades que benefician a todos.
§
El medio para lograr dicho acuerdo es el diálogo
racional, es decir, la comunicación entre todos los miembros de la sociedad.
§
Este diálogo debe
confrontar los distintos argumentos racionales, con el fin de decidir qué es lo
justo, lo correcto, etc., y los motivos racionales por lo que se debe hacer o
no hacer algo.
§
Solo pueden ser válidos los valores y normas que tengan
el asentimiento de todos los participantes en el diálogo. Así se cumple el requisito de
universalidad
12
moral y se respeta el pluralismo histórico, cultural y
biológico (por eso se habla de ética de mínimos).
§
Estos mínimos quedan
señalados por el respeto a la dignidad de las personas y a los derechos
humanos.
§
Solamente puede realizarse tal diálogo y lograrse un
acuerdo en una sociedad compuesta por personas libres, racionales e
imparciales.
3.
La filosofía política.
3.1. Ética y
política.
Los valores
y las normas morales no existen al margen de los individuos y de las sociedades
históricas. Por ello, tampoco están separadas de la organización política de
dichas sociedades. Efectivamente, los valores morales como la justicia, la
libertad, la igualdad, la seguridad, etc., son, en su dimensión social, ideales
de convivencia.
Así, la
política es, o debe ser, el conjunto de acciones, medios e instrumentos (las
instituciones, los ciudadanos, etc.) que una sociedad utiliza para lograr sus
ideales.
Ética y
política, de hecho, deberían estar estrechamente unidas. En la Grecia clásica,
por ejemplo, utilizaban el término idiotés para aplicárselo a aquella
persona individualista y egoísta, preocupada solo por su interés personal. Como
contrapartida, usaban el término polités para referirse al miembro
activo de la polis -ciudad- como ciudadano de pleno derecho.
A partir de
la modernidad, comienza a darse una separación entre lo público y lo privado.
El aumento del poder del Estado va a separarle cada vez más de la sociedad
civil. Por este motivo, la relación entre la ética y la política se vuelve más
problemática.
La
filosofía política concibe el Estado como el marco que debe posibilitar la
realización del ser humano como tal. El hombre, dirá el pensador alemán Hegel,
solo puede hacerse hombre en sociedad.
3.2.
Naturaleza y tareas de la filosofía política.
En
la actualidad, se establece la distinción entre:
§
Ciencia
política. Su tarea consiste en describir, explicar y
predecir (como toda ciencia) los fenómenos políticos.
§
Filosofía
política. Su objetivo primordial es fundamentar
racionalmente cómo debe ser el Estado. Más que dedicarse a estudiar los
fenómenos políticos tal y como son, su fin es establecer cómo deben ser para
que se vuelvan justos.
13
§
¿Es necesario que exista el Estado o debería
eliminarse?
§
¿Qué relación debe haber entre el individuo y el Estado? ¿Quién debería tener prioridad?
§
¿Cuál es el origen del
poder político? ¿Cuál debe ser su objetivo o finalidad?
§
¿Qué condiciones debe
reunir un Estado para que pueda considerarse legítimo, es decir, justo?
¿Cuál es el fundamento racional de la legitimidad o justicia del Estado?
§
¿Debe existir alguna
relación entre la ética y la política?
3.3. La
concepción filosófica del Estado.
En general,
se admite que el Estado, como forma de organización social, ha existido desde
los tiempos más remotos. Solo sociedades muy pequeñas podrían subsistir sin una
organización estatal.
Sin
embargo, a lo largo de la historia del pensamiento político han surgido teorías
que defienden la desaparición del Estado. Estas teorías afirman que el Estado
es un instrumento de opresión al servicio de una clase social que pretende
dominar a los ciudadanos. Por eso debe desaparecer. Así,
por ejemplo:
§
Las teorías
anarquistas (Proudhon, Stirner,
Bakunin). Son partidarias de suprimir el Estado y sustituirlo por una
asociación libre de individuos, a la que se puede pertenecer o no. Su postura
se fundamenta en la defensa de una libertad radical del individuo.
§
El marxismo (Marx, Engels). Defiende más bien una extinción del
Estado. Cuando la sociedad llegue al comunismo, ya no habrá necesidad de
reprimir a una clase social, porque existirá la igualdad entre todos los
individuos. Entonces, el gobierno de las personas será sustituido por la
administración de las cosas y la dirección de los procesos de producción. El
Estado no es abolido, sino que se extingue o desaparece.
3.3.1.
La Antigüedad: la concepción organicista.
En la
Antigüedad y en la Edad Media se mantiene una concepción organicista del
Estado. Así, el Estado se entiende como algo más importante que el individuo. Estas
son sus tesis fundamentales:
§
El hombre es un ser
social por naturaleza. Tiene necesariamente que vivir con otros para poder
sobrevivir y desarrollar sus capacidades.
14
§
La ética conduce a la
política. El hombre sólo puede alcanzar la felicidad (ética), y por tanto el
desarrollo de sus capacidades, con la ayuda de la sociedad (política).
§
El Estado tiene un
carácter ético. Su objetivo es lograr el bien de la comunidad: la felicidad de
los ciudadanos. Este bien común es superior a los intereses egoístas de los
individuos.
§
El Estado es anterior y
superior al individuo. Cada persona se debe someter al Estado y cumplir las
funciones que le corresponden. El objetivo es lograr la perfecta
organización del todo.
§
El Estado es un todo
orgánico y los individuos son su partes (se recurre a la imagen del cuerpo de
un ser vivo, en el que cada órgano debe realizar su función para que el
organismo viva).
3.3.2.
La Modernidad: el contractualismo clásico.
A
partir del siglo XVII, el contexto histórico cambia:
§ El
papel de la razón es cada vez más destacado.
§
El pluralismo
religioso se ha consolidado.
§
La separación
entre la Iglesia y el Estado es cada vez más importante.
El período
que se abre recibe el nombre de Modernidad. Sus circunstancias conducen
a que la filosofía política busque nuevos fundamentos racionales para explicar
el origen del Estado y su finalidad, y para establecer unas nuevas relaciones
entre el Estado y el individuo.
Las
ideas principales que defienden los filósofos modernos son las siguientes:
§
Se parte de una nueva concepción del hombre, en la que se
afirma que este es un ser social por convención, no por naturaleza.
§
Se destaca la
importancia de la libertad intelectual y moral del individuo, que determina sus
propias normas morales y la forma de conseguir la felicidad.
§
Se distingue entre la
ética, que rige el comportamiento de los individuos según las normas de su conciencia,
y el Derecho, que regula el comportamiento externo de las personas según unas
normas impuestas por una autoridad externa a él.
§
Se mantiene una concepción individualista del Estado, ya
que los intereses del individuo están por encima de los intereses colectivos.
§
El Estado debe someterse
al Derecho, que es la garantía de su organización y funcionamiento. De este
modo, el contractualismo abre el camino para el establecimiento de formas de
gobierno liberales y democráticas.
15
Las teorías
contractualistas clásicas tienen como punto de partida la idea de un hipotético
«estado de naturaleza» en el que los individuos vivían sin pertenecer a una
sociedad organizada, y disfrutaban de los derechos concedidos por la
naturaleza.
A partir de
un momento determinado, los individuos sienten la necesidad de proteger sus
derechos naturales. Con este fin crean un Estado, cuyas funciones y estructura
están reguladas por un «contrato social», que es aceptado por todos. Así, en
función de las características del contrato social, surgen los distintos
sistemas políticos.
Los
pensadores contractualistas clásicos fundamentan distintos sistemas políticos,
según sea el tipo de contrato que proponen y la forma de gobierno
que sostienen. Así, por ejemplo, Hobbes defenderá el absolutismo; Locke,
el liberalismo político; y Rousseau, la democracia.
3.3.3.
El neocontractualismo del siglo XX.
El
neocontratualismo ya no pretende determinar el origen del Estado, sino establecer
qué condiciones se necesitan para hablar de un Estado justo o de la legitimidad
de un Estado. Tal consideración ya la había anticipado Kant (siglo XVIII)
cuando afirma que:
El acto por el que el pueblo mismo se constituye como Estado -aunque propiamente
hablando, solo la idea, que es la única por la que puede pensarse su legalidad-
es el contrato originario según el cual todos en el pueblo renuncian a su
libertad exterior, para recobrarla enseguida como miembros de una comunidad, es
decir, como miembros del pueblo considerado como Estado.
Los
creadores del neocontractualismo reconocen explícitamente que su visión deriva
del contractualismo kantiano. Su finalidad se concreta en establecer un
procedimiento racional para definir los principios éticos que deben regir la
sociedad y a los que debe someterse un Estado justo. Para ello recurren a
ficciones o situaciones utópicas como la posición original -Rawls- o la
comunidad ideal de diálogo -Apel y Habermas-, y que las estudiaremos más
adelante.
1
Kohlberg
-cuya teoría del desarrollo moral acabamos de ver- propuso un procedimiento
para determinar el estadio moral en que uno pueda encontrarse: los dilemas
morales. He aquí uno de los dilemas propuestos por el mismo Kohlberg y el más
conocido:
En Europa
hay una mujer que padece un tipo especial de cáncer y va a morir pronto. Hay un
medicamento que los médicos piensan que la puede salvar. Es una forma de radio
que un farmacéutico de la misma ciudad acaba de descubrir. La droga es cara,
pero el farmacéutico está cobrando diez veces lo que le ha costado a él
hacerla. Él pagó $ 200 por el radio y está cobrando $ 2.000 por una pequeña
dosis del medicamento. El esposo de la mujer enferma, Heinz, acude a todo el
mundo que conoce para pedir prestado el dinero, pero sólo puede reunir unos $
1.000, que es la mitad de lo que cuesta. Le dice al farmacéutico que su esposa
se está muriendo y le pide que le venda el medicamento más barato o le deje
pagar más tarde. El farmacéutico dice: "No; yo lo descubrí y voy a sacar
dinero de él". Heinz está desesperado y piensa en atracar el
establecimiento para robar la medicina para su mujer.
1.
¿Debe Heinz robar la medicina? ¿Por qué o por qué
no?
2. Si Heinz no quiere a su esposa. ¿Debe robar la droga para
ella? ¿Por qué o por qué no?
3. Suponiendo que la persona que se muere no es su mujer,
sino un extraño, ¿debe Heinz robar la medicina para un extraño? ¿Por
qué o por qué no?
4. (Si estás a favor de robar el medicamento para un
extraño.) Supongamos que se trata de un animal que
él quiere. ¿Debe robar para salvar al animal? ¿Por qué o por qué no?
5. ¿Por qué debe la gente hacer cualquier cosa por salvar la
vida de otro, de todas formas?
6. Está contra la ley el que Heinz robe. ¿Le hace esto
moralmente malo? ¿Por qué o por qué no?
7. De todos modos, ¿por qué debe la gente generalmente hacer
todo lo que pueda por evitar ir contra le ley?
7a. ¿Cómo se
relaciona esto con el caso de Heinz?
17
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